El reportaje 

Trabajaba como redactor para una revista de ocio, turismo y lifestyle y, de vez en cuando, me hacían algunos encargos especiales a modo de reportajes largos que incluyera una sesión de fotos. Estaba bien salir de vez en cuando de la redacción, aunque fuera un trabajo menos rentable que lo demás porque me lo pagaban a un precio fijo que a menudo no se correspondía con el tiempo empleado. Pero como era de vez en cuando, tampoco estaba mal.

Algunos de esos reportajes trataban sobre jóvenes firma de moda que trataban de aportar algo de innovación al sector. Y fue así como conocí aquella pareja de diseñadores que se habían lanzado a fabricar zapatillas veganas. A pesar de estar metido en el mundillo por mi trabajo no era un gran fan de la moda: en casa del herrero, cuchillo de palo como se suele decir. Por eso, cuando me dijeron que debía entrevistar a los de una empresa de calzado vegano me reí un poco y tuve que hacer algún chiste malo.

Pero allá que me fui como mi lista de preguntas y mi cámara de fotos. Aunque iba un poco asustado por lo que me podía encontrar me recibieron estupendamente y me di cuenta que aquellos dos chicos eran unos profesionales con las cosas claras a pesar de su juventud. Ambos habían trabajado para otras importantes empresas de moda, pero no habían quedado del todo contentos con la experiencia. Ellos están muy concienciados con la producción sostenible y, aunque sin dar nombres concretos, aseguraron que habían sentido una gran decepción al comprobar cómo es la realidad de la producción de las grandes textiles.

Y fue así como se embarcaron el proyecto conjunto de las zapatillas veganas, un producto fabricado de forma respetuosa con el medio ambiente y totalmente sostenibles. Y, además, muy bien diseñadas. Porque como ellos me comentaron, la sostenibilidad sólo es una parte de la producción: debe seguir siendo moda, debe ser atractivo. No quieren ser confundidos con los típicos que se apuntan a una tendencia porque se lleva. Y, de momento, les va más que bien.