¿Por qué invertir en una piscina de obra es beneficioso?

La crisis sanitaria y sus consecuencias en la sociedad (teletrabajo, confinamientos, etcétera) han provocado cambios no sólo en los hábitos de consumo, sino también en la percepción de la vivienda. Así lo demuestra el auge del sector de la rehabilitación. Cada vez son más los propietarios que deciden elevar el bienestar en su hogar mediante ampliaciones y reformas que responden tanto a necesidades concretas como a pequeños caprichos.

 

Uno de los efectos de esta tendencia ha sido la construcción de piscinas de obra Pontevedra y otras provincias, servicio que ha incrementado su demanda en el último año. Frente a las piscinas prefabricadas, las de obra ofrecen beneficios como la personalización, adaptable a las necesidades del cliente en cuanto a diseño, acabados, materiales y prestaciones. De este modo, es la piscina la que se amolda a los gustos del consumidor, y no al revés.

 

Otra ventaja de las piscinas de obra es el impulso que proporciona al valor del inmueble. Esta construcción, como la terraza, el balcón o el jardín, eleva de manera instantánea el precio de mercado de la vivienda y aumenta también el interés de los futuros compradores, en caso de poner en venta la propiedad.

 

Cada metro cuadrado de terreno cuesta una fortuna en grandes centros urbanos. Por lo general, el uso de piscinas prefabricadas impide aprovechar al 100% el espacio disponible, pues este producto se comercializa con diseños y tamaños generales. Con las piscinas de obra, el cliente elige las medidas exactas y puede sacar el máximo partido a la superficie de su vivienda.

 

Respecto a la durabilidad, las piscinas prefabricadas no pueden competir con las de obra, pues se elaboran en PVC y otros plásticos de alta resistencia; sólo los modelos más costosos emplean acero galvanizado. Estos materiales no pueden competir con el hormigón y los revestimientos de granito, gres porcelánico o gresite de las piscinas de obra.