Cómo elegir vestidos y trajes para comuniones

La etiqueta es una formalidad necesaria en ciertos eventos sociales, como las bodas, los bautizos o la primera comunión. En particular, los protagonistas de este sacramento católico deben seguir el protocolo con una indumentaria apropiada para la ocasión.

En el momento de elegir trajes de comunión para niñas o niños, es recomendable conocer la opinión de los más pequeños. A fin de cuentas, serán ellos los responsables de lucirlo durante el recibimiento de la hostia consagrada, y deben sentirse cómodos ante los amigos, familiares y vecinos que asisten a esta ceremonia.

Del punto anterior se deduce que los vestidos y trajes de una primera comunión deben adaptarse más a los gustos del interesado que de sus progenitores, además de adecuarse a su edad. Aunque la mayoría recibe este sacramento a los nueve o diez años, puede retrasarse en caso de que la familia desee que coincida con sus hermanos menores.

A ciertas edades, las indumentarias de estilo marinero o almirante pueden generar vergüenza e incomodidad, siendo preferible optar por un traje más formal. Con la vestimenta femenina sucede algo similar. En definitiva, la etiqueta debe estar en sintonía con la edad del niño/a en cuestión.

Para lograr un acabado personal y único, los complementos aportan una nota diferencial y vistosa, capaz de realzar cualquier vestido o traje. Acertadamente elegidos, los guantes de encaje, el velo, la corbata o pajarita, los lazos, el tocado, las peinetas y otros accesorios pueden marcar la diferencia. Las posibilidades son ilimitadas, y en caso de duda, siempre puede optarse por joyas familiares, de valor simbólico.

La mayor limitación, sin embargo, no es la creatividad de los progenitores o la buena disposición del niño/a, sino el presupuesto disponible. Fijar un tope es siempre necesario y, hasta cierto punto, puede ser beneficioso, ya que permite concentrarse en el catálogo de productos que está al alcance del interesado.