El seguro de salud para embarazadas cubre desde que se contrata y esto es generalmente, antes del embarazo. Esto permite que se puedan hacer análisis previos y asegurarse de que todo está bien para que, cuando se produzca el embarazo, lo haga en las mejores condiciones posibles. También permite la revisión ginecológica necesaria para saber que todo está bien y que es buena idea tratar de tener un bebé.
Una vez que se produce el embarazo o que se piensa que se ha producido, no hay por qué esperar para saberlo con certeza. Solo hay que pedir la cita en el especialista y este comprobará que realmente la mujer está esperando un bebé y que todo está como es de esperar. De esta manera, los padres podrán estar tranquilos desde el primer momento y no tendrán que estar pendientes de citas que pueden tardar, para saber que las cosas van como deben de ir.
No hay por qué realizar tan solo los controles que marcan en la Seguridad Social. Al contar con un seguro privado el control del embarazo será mucho más constante, con más ecografías e incluso con pruebas adicionales si se consideran necesarias. Muchos padres, sobre todo primerizos o que han tenido problemas antes, pueden necesitar de visitas de urgencia porque crean que se están produciendo problemas, incluso si no es así. Poder hacerlo en el momento les dará toda la tranquilidad que precisan.
En algunos casos gratis y en otros con un pequeño coste adicional, se pueden realizar ecografías de alta resolución que permiten ver detalles de la cara del bebé. Estas ecografías son muy importantes para padres que quieren ver todo lo que se refiere a su hijo, estar seguros al cien por cien de que todo va bien y, además, contar con la satisfacción de ver su rostro con detalle antes incluso de que nazca.
En el momento del parto, la madre contará con toda la intimidad que necesita para esos momentos. Y el padre podrá compartir todo con ella sin tener a terceras personas en la habitación ni antes ni después. Además, los mejores especialistas estarán a la disposición de la pareja para que todo transcurra como se debe y, en el caso de complicaciones, que estas se resuelvan rápidamente y de la mejor manera posible, sin riesgos innecesarios para la madre o el bebé.