La custodia compartida

Ante un divorcio, el primer paso siempre es acudir a especialistas en derecho de familia vigo para no dar un solo paso sin contar con asesoramiento profesional. Todo lo que hagamos o los acuerdos que podamos firmar, podrían volverse fácilmente en nuestra contra si la otra parte tiene un buen abogado y nosotros, simplemente, confiamos en que no quieren perjudicarnos.

Este consejo es especialmente importante cuando hay niños. Hasta hace pocos años, la custodia de los mismos se le daba a la madre de forma prácticamente automática salvo excepciones muy concretas. Hoy, las cosas han cambiado y los padres ven como sus derechos se ven reconocidas gracias, sobre todo, a las custodias compartidas.

Hoy, lo habitual es que en un divorcio se fije una custodia compartida, salvo que ambos progenitores no vivan en la misma ciudad o haya problemas irresolubles que la impidan. De esta forma, el niño no se ve privado ni de su padre ni de su madre (o de sus dos padres o madres). El menor suele pasar una semana en casa de uno y otra en el hogar del otro y de esta manera no se fija ninguna pensión de manutención, ya que se reparten los gastos a partes iguales.

En los casos de niños más pequeños, lo habitual es que se fije una cita para que la otra parte pueda ver al pequeño. Por ejemplo, si se llevan a cabo los cambios de hogar los viernes, los martes pueden pasar la tarde con la persona a la cual no le corresponde la semana. Así, se hace menos difícil la distancia. Una vez que el niño llega a una edad más autónoma, suele moverse sin problemas de una casa a otra.

Pero a veces, es necesario limar ciertas asperezas para que la custodia compartida pueda funcionar. Los mediadores son profesionales que se encargan precisamente de negociar con ambos padres para llegar a acuerdos que tengan como principal beneficiado al menor o menores. No hay que olvidar que ellos deberían de ser la prioridad para sus padres.

Si antes se pensaba que los niños podrían verse perjudicados por las custodias compartidas, hoy vemos que salvo casos en los que una de las partes descuida sus deberes o actúa con malicia para sembrar problemas, lo normal es que funcionen bastante bien. Los niños se acostumbran a estar con las dos familias que ahora tienen y acaban asumiéndolo con total normalidad.