Las persianas venecianas vuelven a estar de moda y son cada vez más demandadas en muchas viviendas. Si hace años quedaron relegadas como algo obsoleto, ahora se han recuperado y gracias a los nuevos materiales en los que se realizan su aspecto es muy diferente al de antes. Modernas, actuales, resistentes y muy prácticas, son muchos los motivos que pueden convencerte de que una veneciana es la mejor opción en tu sala de estar o en tu despacho.
– Permiten regular fácilmente la entrada de luz: Las persianas venecianas están formadas por lamas más o menos gruesas. Ahora se llevan finas, pero no tienen por qué ser necesariamente así y muchas veces depende del tamaño final de la persiana o de los materiales en los que están hechas. Estas lamas se pueden abrir y cerrar a voluntad usando para ello unas cuerdas de las que se va tirando para mover las lamas. El resultado es que es muy sencillo impedir que entre luz o permitir que entre en toda su intensidad según se desee.
– Respetan siempre la intimidad del hogar: Incluso permitiendo la entrada de luz, las venecianas siempre respetan la intimidad del hogar ya que no es necesario subirlas para que pueda entrar una gran cantidad de claridad. Así pues, podemos tener luz y a la vez protegernos de las miradas indiscretas cuando tenemos vecinos muy cerca, como es el caso de las habitaciones que dan a pequeños patios de luces en los cuales casi se tiene al vecino al otro lado de la ventana.
– Las hay en materiales muy novedosos: No nos referimos solamente al aluminio o a los plásticos o vinilos con los que se trabaja actualmente y que evitan problemas como los que había antes cuando este tipo de persianas se oxidaban con facilidad o se escarchaban en la pintura. También podemos encontrar persianas venecianas en materiales tan diferentes como la madera o la tela. Las venecianas de madera son ideales para casas con decoraciones rústicas, como las situadas en el campo y que se ven muy bonitas con este tipo de accesorios. Las venecianas de tela están a medio camino entre la persiana y el estor. Se abren y se cierran en abanico pero no hay espacio entre las lamas, por lo que no permiten tanto paso de luz. A cambio, resultan bastante elegantes.