Siempre hay un experto en todo, puede ser de informática, de fútbol, de hípica o de barroco tardío. Lo bueno es cuando tienes un amigo experto y coincide en que necesitas mucha información sobre lo que él domina. Mi novia y yo habíamos decidido comprar una autocaravana, pero no teníamos ni idea del tema, pero ella tiene un amigo que es un fanático, que lleva viajando en autocaravana casi desde antes de que se inventasen. Y nos pusimos en sus manos.
Manel, que así se llama, es todo un personaje, siempre está de aquí para allá con su autocaravana y su perro. No sabemos muy bien en qué trabaja, dice que hace un poco de todo, aunque últimamente está con la fotografía y es cierto que hemos visto sus fotos ya publicadas en algunas revistas. El caso es que en uno de sus descansos le pedimos consejos para comprar una autocaravana y empezó la lección.
Nos dio todo lujo de detalles sobre cómo son las autocaravanas, sus pros y sus contras y cuál sería la mejor opción dependiendo de lo que busquemos. Y cuando le explicamos un poco nuestros intereses, hizo una mueca y nos dijo que buscáramos autocaravanas antiguas, que todavía “no estábamos preparados para una nueva”. Al principio sonó un poco como si fuera Yoda de Star Wars dando una lección filosófica pero luego lo entendimos. Lo que nos venía a decir es que era pronto para hacer un gran desembolso por una nueva autocaravana teniendo en cuenta que nunca habíamos viajado en una. Mejor probar primero y ya se vería después.
Así que nos acompañó a un concesionario que él conocía donde íbamos a encontrar también autocaravanas antiguas. Se ofreció a acompañarnos y nos pareció perfecto porque confiábamos en él. Nos conocía bien y ya sabía lo que queríamos. A su juicio, lo mejor era un vehículo de no demasiado tamaño, bien equipado, pero de un precio moderado. Nos dijo que hiciéramos dos o tres viajes con ella para comprobar si realmente era el estilo de viaje que buscábamos. Y así lo hicimos.