En Galicia, hay auténticos paraísos

Galicia tiene una gran variedad de lugares naturales. Sus zonas montañosas cuentan con parajes tan bonitos y llamativos como son los Ancares, en los que parece que el tiempo se haya detenido hace muchas décadas y encontramos pueblos enteros en los que prácticamente no vive nadie, con naturaleza salvaje todo alrededor.

También en montaña encontramos otros paisajes dignos de mención, como son los cañones del Sil. Este lugar, en el que el protagonismo se reparte por igual entre la vid y los monasterios, da para muchas visitas y para realizar muchas rutas tanto a pie como por carretera. Eso sí, no es apto para aprensivos ya que las estrechas carreteras que transcurre por los cañones pueden causar más de un ataque de vértigo.

Las termas naturales que se encuentran en la ciudad de Ourense o en la provincia de Pontevedra son también dignas de disfrutar. El agua caliente es todavía más atractiva en invierno, cuando el frío es intenso y contrasta intensamente con el calor y la agradable sensación que ofrecen las aguas termales.

Pero además del monte, Galicia también tiene bellísimas playas. La zona conocida como Rías Altas es menos turística y el tiempo es algo más inestable, pero a cambio ofrece playas que en muchas zonas son prácticamente vírgenes y que no tienen viviendas cerca, ni siquiera chiringuitos, por lo que la tranquilidad es total. Si se baja a la zona de Rías Baixas, encontramos mejor tiempo y playas que parecen sacadas de postales, con grandes arenales y una gran estructura turística con todos los servicios.

Pero también encontramos playas en las islas, como por ejemplo en las Cíes y también encontramos en la isla de ons playas muy bellas. Dado que ambos lugares tienen restringida la entrada, especialmente las Cíes, estas playas se encuentran perfectamente conservadas y tienen todo el encanto de un lugar en el que la contaminación tiene prohibida su entrada.

Las playas fluviales y los bosques completan la gran oferta natural de Galicia, todo un paraíso para los amantes de la naturaleza y para quienes buscan unas vacaciones relajantes, diferentes y en las que la clave sea ver lugares únicos y disfrutar de una gastronomía maravillosa. La gran oferta tanto de hoteles clásicos como de alojamientos rurales así como campings y bungalows, permite que todo el mundo encuentre el tipo de establecimiento que cumple con sus necesidades.